jueves, 9 de diciembre de 2010

Secreto a voces

¿Qué son las embajadas? Las embajadas no son más que recintos de hipocresía. No se me caigan de las matas, por favor, porque eso ya lo hicieron nuestros antepasados más remotos y por ellos estamos aquí, todavía tontolones debido a la caída, pero ya evolucionados. Las embajadas son territorios extraños enclavados dentro de los límites nacionales. Y todas tienen como misión esencial, informar acerca del país donde están: sus gobernantes, sus ministros, sus personajes importantes, y la proclividad de éstos hacia los proyectos y/o ideologías del Estado que representan. Algunas lo hacen con mayor vocación que otras, pero lo cierto es que el resto de las actividades de la tal embajada es un trámite en función de ese objetivo esencial, que se cubre a menudo con eventos culturales, otorgamiento de becas, bilateralidad, relaciones públicas y desde luego, reclutamiento. Pero, en el fondo, eso creo yo, está la información, la pelea por ella, que en su grado más alto alcanza la condición de espionaje y en el más trivial sólo se trata de compilación y análisis de la que se publica en la prensa, aderezada con un poco de chismes de ocasión. Todo se vale.
En América nuestro punto de partida podría ser aquellas Cartas de Relación que informaban al rey de España sobre lo que acontecía en las colonias. Después de tanta agua bajo los puentes, lo único que cambió fue el medio. Los contenidos siguen siendo prácticamente los mismos, pero el antiguo y lento tránsito de carabelas entre el viejo continente y el nuevo, pasó a ser vertiginoso cinco siglos más tarde. Los tiempos atravesaron la clave Morse del telégrafo, la telefonía, el cable, hasta llegar a la comunicación electrónica que hoy nos despoja de la intimidad. En el camino la frase “secreto a voces”, perdió totalmente su condición connotativa, metafórica, y conservó sólo su denotativa entrada en el diccionario. El simple accionar de una tecla, coloca cualquier secreto en el universo infinito de otras voces, que a su vez lo esparcirán en todos los mundos posibles y aún los impensables, de la información. Hoy, los secretos son a voces y pese a la prisión preventiva de Julián Assange y a la condena de muchos sobre wikileaks, deberán acostumbrarse a ello quienes quieran ocultar sus opiniones sobre los demás al tiempo que seguir disfrutando de la comunicación más avanzada.
Regreso al tema con el que comencé, con un ejemplo de 1898. Ese año J.C. Breckenridge, entonces secretario de Guerra de los Estados Unidos, envió un memorandum con instrucciones al mayor general Nelson A. Miles, jefe del ejército norteamericano que había ocupado la isla de Cuba, a fin de impedir el triunfo de los insurgentes sobre España (que ya era un hecho), y como consecuencia el logro de su total independencia. A principios del siglo XX, el documento trascendió a los diarios más leidos de la época y después a la obra publicada por algunos prestigiosos historiadores. Aunque muy referido, y hasta cuestionado, me satisface reproducir hoy en este mi espacio, las partes esenciales de “El memorandum Breckenridge”, no sólo como demostración de la existencia proverbial de este tipo de mensaje, sino como prueba de lo poco que han cambiado sus contenidos. Pasaron 112 años desde entonces y la falta de escrúpulos sigue siendo la misma.

La anexión de territorios a nuestra República, ha sido hasta ahora la de vastas regiones con muy escasa población y fue siempre precedida por la invasión pacífica de nuestros emigrantes, de modo tal, que la absorción y amalgama de la población existente, ha sido fácil y rápida. El problema antillano se nos presenta bajo dos aspectos:
Uno está relacionado con la isla de Cuba y otro con Puerto Rico; también nuestras aspiraciones y la política que debemos observar en cada caso, difieren. Cuba, con un territorio mayor, tiene una población mayor que Puerto Rico. Ésta, consiste en blancos, negros y asiáticos y sus mezclas. Los habitantes son generalmente apáticos e indolentes. Es evidente que la inmediata anexión de estos elementos a nuestra propia Federación sería una locura y, antes de hacerlo, debemos limpiar el país, aun cuando eso sea por la aplicación de los mismos métodos que fueron aplicados por la Divina Providencia en las ciudades de Sodoma y Gomorra.
Debemos destruir todo lo que esté dentro del radio de acción de nuestros cañones. Debemos concentrar el bloqueo, de modo que el hambre y su eterna compañera, la peste, minen a la población civil y diezmen el ejército cubano. Este ejército debe ser empleado constantemente en reconocimiento y acciones de vanguardia, de modo que sufra entre dos fuegos.
[…] Ayudamos con nuestras armas al gobierno independiente que será constituido, aunque informalmente, mientras esté en minoría. El temor, de una parte, y de otra, su propio interés, obligará a la minoría a fortalecerse, haciendo que los autonomistas y españoles que permanezcan en el país, aparezcan como minorías.
Cuando este momento llegue, debemos crear dificultades al gobierno independiente, y éstas y la falta de medios para cumplir con nuestras demandas y las obligaciones creadas con nosotros, los gastos de guerra y la organización del nuevo país, tendrán que ser afrontadas por ellos.
Estas dificultades deben coincidir con las inquietudes y violencias entre los elementos referidos y entonces presentaremos nuestra ayuda a la oposición. Resumiendo: nuestra política debe ser siempre apoyar al más débil contra el más fuerte, hasta que hayamos obtenido el exterminio de ambos a fin de anexarnos a la Perla de las Antillas.

7 comentarios:

  1. Que alegría que has vuelto!
    Llegue a pensar que me habías borrado de tu lista jajajajaja!
    Me encanta saber que te volveremos a leer... Eres grande!

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  2. Mi querida Mine, ya extrañaba a la esquina con banca; me ha gustado mucho tu idea y leerte por supuesto. No dejes de lado tu espacio de escribir. Se que la chamba quita mucho tiempo, lo sé, lo sé, pero esto es respiro. Te mando un abrazo

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  3. Mi queridísima Palas, como siempre excelente comentario. Te ando buscando en Skipe pero nunca estas. Voy a Cuba el 20 dic. Me debes felicitaciones por mis 50...
    Abrazos mil. tu T.

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  4. Minerva: gracias por darme tus notícias y más notíciaS DE cUBA.

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  5. Como siempre un extraordinario recuento de indiscreciones que todos sabemos,... que evidencian el desprecio hacia muchos,... pero que la diplomacia se niega a reconocer.

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  6. Recién hoy, en este día de paz y asueto, estoy teniendo el tiempo para leer varias "bancas" acumuladas. Como siempre leerte es un deleite, pero más allá de eso, estoy cada vez más asombrada de lo puntual y atinado de tus observaciones en los diferentes campos en los que te metes. Uno en particular es el que me tiene mayormente azorada: el de las embajadas y tu referencia a "tanta agua que ha pasado bajo el puente y nada ha cambiado". El documento que anexas como ejemplo en relación a la Isla de Cuba, es contundente; salvaje y despiadado como fue y sigue siendo en cada país en donde mete su mano el dios Estados Unidos.
    Amiga, eres una chingona!... gracias por permitirme estos momentos de reflexión...

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