Desde
hace algún tiempo me he convertido en una observadora de los modos en que se
trata al talento en algunas empresas. Como muchos de mis lectores saben, hace
años que me desempeño como instructora en temas de la comunicación directiva, y
esta afición, lo admito, es uno de los vicios colaterales que producen ciertas
profesiones. No se puede evitar: la oreja se ensancha cuando escuchas las
historias al pasar, en el metrobús, el trolebus, el metro, e incluso si un
taxista conversador anima el trayecto con el cuento que algún otro le platicó.
La
mirada se desorbita cuando lo ves con tus propios ojos: alguien cercano lo
sufre y no tienes más que mojar las barbas propias por si el fuego las alcanza.
Bajo el efecto de ese ancestral temor de vecino aprensivo, revisas tu
curriculum y prácticamente lo limpias de todo aquello que crees que puede
molestar a tus jefes y, sobre todo, hacer que sientan sombra sobre la parte más
endeble de sus personas. De ahí pasas a examinar a los miembros del equipo al
que perteneces: los pones en fila y uno por uno repasas las que crees que son
sus debilidades y ambiciones, para intentar no afectarlas con las tuyas propias, exhibidas en tu
curriculum. Nadie va a entender porque me
he clavado tanto en este tema– te dices. Van a pensar que intento desplazarlos. Creerán que presumo de todo
y les quiero dar lecciones.
Y
con este pensamiento ya pasas a ser un acomplejado…de lo que sabes.
Efectos del curriculum.
Has
ido anotando cuidadosamenre durante años lo que haces, cómo progresas, tomado
experiencia de las fracturas laborales así como de los pasajes de crecimiento,
en la creencia de que ese es el mejor instrumento de presentación para hallar
nuevos rumbos. Equivocación. Hoy el curriculum es arma de un único filo:
mientras más grueso más contraproducente.
Usted
podría ser acusado de pretensioso si intenta hacerlo engordar con su
dedicación, creatividad, entrega al proyecto, y le irá peor si esto deviene en
algún tipo de reconocimiento dentro o fuera de la organización. En estos casos
usted se hace blanco de todas las miradas, y comienza a padecer los estragos
cotidianos: quienes se atrevan a felicitarle en público quedarán señalados para
siempre, porque los dolidos ya están formados en escuadra, listos para dar la
batalla por quitarle del camino. El objetivo es apropiarse del proyecto que
usted consumó, de las ideas expuestas, e intentar continuarlo sólo para
demostrar que ellos también pueden. Los resultados no se sabrán hasta meses más
tarde cuando el desbarajuste provocado por la falta de talento, conduzca a la
cancelación del proyecto en cuestión.
Publicado en el blog el 21 de diciembre de 2012
Me haré cachito en tu banca para seguir leyendo atenta tus escritos maravillosos.
ResponderEliminarMuchas muchisimas gracias por escribirnos y compartirnos tu esquina con banca PORQUE NOS ENCANTA !!!!! Y digo NOS porque realmente Angelito y aqui tu servilleta confesamos ser tus fanes. Amo leerte siempre, que lo sepas, me encanta cómo escribes, tu sentido del humor, tu ironía, todo.
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