sábado, 27 de septiembre de 2014

Lezama inédito


Iván Cañas era, entre los fotógrafos de Cuba internacional, el que miraba de frente. Como no permitía que la cámara lo separara de sus personajes, su permanencia en el cuadro estaba asegurada en la mirada de aquellos, que lo fijaban como un convidado imprescindible a la historia que iban a contar.   

Ese es el sello profesional que verán de inmediato en este ensayo único sobre José Lezama Lima, el más universal entre los escritores cubanos de todos los tiempos.

Iván se formó como fotoreportero en un medio gráfico nacional presidido por las imágenes de la prensa oficial, cuya rigidez sugería ya el curso que se iba a imponer en el tratamiento de la información. Su decisión de romper con tal designio lo convirtió en un artista, y a partir de ese ejercicio recorrió el camino que hoy lo trae hasta aquí, tras un largo trayecto en cuyos comienzos se erige El cubano se ofrece, aquel libro de 1969 cuya maqueta original, poblada de cubanos que lo miraron de frente, hoy forma parte de la colección permanente del museo Reina Sofia, en Madrid.

Este fotógrafo que ejerció en la revista Cuba, una publicación emblemática de la época, destacó desde los comienzos como un gran retratista. Eficiente en el  blanco y negro, hizo que los hombres y mujeres que miraban al lente no posaran a la manera usual, porque parte de su técnica fue lograr que trascendiera el nervio, la inquietud, la intención gestual que asoma en el instante inmediato anterior a la acción. A punto  del “flachazo”, Iván pide que lo miren y al hacerlo, capta el desconcierto. Cuando los coloca en fila frente a sí, como ocurre en la serie Los veteranos, algo sucede con la mirada y la contención, algo tan perturbador, como que pone en evidencia la identidad personal de los retratados.

Desde el punto de vista artístico, la fotografía de Iván Cañas demuestra que  posar ante una cámara no siempre proyecta estatismo. Desde lo humano, confirma que mirar de frente no tiene por qué ser un desafío. Es ante todo un acto de comunicación que Raúl Rivero, otro de los nuestros, ha definido así:

No se trata de pasar a toda prisa un instante al papel. Se trata de dar con las claves que componen el relato interior. […Es] la incertidumbre que produce siempre la ilusión de que con una foto se puede alcanzar la inmortalidad.

Esta exposición de Iván Cañas en México, se abre para recordar el setenta aniversario de la revista Orígenes que fundó José Lezama Lima. Una publicación que en sus doce años de existencia (1944-1956) se estableció como un hito editorial en plena mitad del siglo. Señal elevada sobre las demás, en un país donde la vocación por hacer revistas abundó entre los grupos intelectuales a lo largo de todo el siglo XX.

Observen el rostro de este hombre que no gustaba de las cámaras. Como que no le urgía mostrarse más que en sus escritos, como que no demandaba otro espacio que el suyo de la calle Trocadero con acceso al Paseo del Prado. Aquí están sus predios exteriores e interiores. Aquí su placer de fumador de habanos. Aquí el territorio mínimo de su universo mayor.

Los dejo con Ivan Cañas para que cuente cómo se hicieron las fotos en esas dos tardes, ahora memorables, con Lezama.   

NOTA: Imágenes de la exposición en:

http://www.youtube.com/watch?v=94TJbmeXTgI

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