Iván Cañas era, entre los fotógrafos de Cuba internacional, el que miraba de frente. Como no permitía que la cámara lo separara de sus personajes, su permanencia en el cuadro estaba asegurada en la mirada de aquellos, que lo fijaban como un convidado imprescindible a la historia que iban a contar.
Ese es el sello profesional que verán de inmediato en este
ensayo único sobre José Lezama Lima, el más universal entre los escritores
cubanos de todos los tiempos.
Iván se formó como fotoreportero en un medio gráfico
nacional presidido por las imágenes de la prensa oficial, cuya rigidez sugería
ya el curso que se iba a imponer en el tratamiento de la información. Su
decisión de romper con tal designio lo convirtió en un artista, y a partir de
ese ejercicio recorrió el camino que hoy lo trae hasta aquí, tras un largo
trayecto en cuyos comienzos se erige El
cubano se ofrece, aquel libro de 1969 cuya maqueta original, poblada de
cubanos que lo miraron de frente, hoy forma parte de la colección permanente
del museo Reina Sofia, en Madrid.
Este fotógrafo que ejerció en la revista Cuba, una
publicación emblemática de la época, destacó desde los comienzos como un gran
retratista. Eficiente en el blanco y
negro, hizo que los hombres y mujeres que miraban al lente no posaran a la manera
usual, porque parte de su técnica fue lograr que trascendiera el nervio, la
inquietud, la intención gestual que asoma en el instante inmediato anterior a
la acción. A punto del “flachazo”, Iván pide
que lo miren y al hacerlo, capta el desconcierto. Cuando los coloca en fila frente
a sí, como ocurre en la serie Los
veteranos, algo sucede con la mirada y la contención, algo tan perturbador,
como que pone en evidencia la identidad personal de los retratados.
Desde el punto de vista artístico, la fotografía de Iván
Cañas demuestra que posar ante una
cámara no siempre proyecta estatismo. Desde lo humano, confirma que mirar de
frente no tiene por qué ser un desafío. Es ante todo un acto de comunicación que
Raúl Rivero, otro de los nuestros, ha definido así:
No se trata de pasar a toda prisa un
instante al papel. Se trata de dar con las claves que componen el relato interior. […Es] la incertidumbre que produce siempre
la ilusión de que con una foto se puede alcanzar la inmortalidad.
Esta exposición de Iván Cañas en México, se abre para
recordar el setenta aniversario de la revista Orígenes que fundó José Lezama
Lima. Una publicación que en sus doce años de existencia (1944-1956) se estableció
como un hito editorial en plena mitad del siglo. Señal elevada sobre las demás,
en un país donde la vocación por hacer revistas abundó entre los grupos
intelectuales a lo largo de todo el siglo XX.
Observen el rostro de este hombre que no gustaba de las
cámaras. Como que no le urgía mostrarse más que en sus escritos, como que no
demandaba otro espacio que el suyo de la calle Trocadero con acceso al Paseo
del Prado. Aquí están sus predios exteriores e interiores. Aquí su placer de
fumador de habanos. Aquí el territorio mínimo de su universo mayor.
Los dejo con Ivan Cañas para que cuente cómo se hicieron las
fotos en esas dos tardes, ahora memorables, con Lezama.
NOTA: Imágenes de la exposición en:
http://www.youtube.com/watch?v=94TJbmeXTgI
NOTA: Imágenes de la exposición en:
http://www.youtube.com/watch?v=94TJbmeXTgI
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