Eugenia León cantará en La Habana este próximo 27 de mayo en el V Encuentro de Voces Populares, que preside Argelia Fragoso. Una velada emotiva, trascendente para quienes no la ven hace tiempo en los escenarios cubanos. A propósito de ello, escribí el texto que sigue.
Eugenia León llegó por primera vez a Cuba en 1978 para asistir al
Festival de la Juventud y los Estudiantes, cuya oncena edición se celebró en la
isla en julio de aquel año. Durante diez
días La Habana fue una canción y la
portadora de esa canción fue Argelia Fragoso. La joven mexicana estaba allí
cuando la cubana salió a escena vestida de blanco; vivió el silencio de la
multitud que la escuchaba, la ovación posterior y el minuto en que aquella
melodía se convirtió en el emblema sonoro del Festival. Nunca olvidó esa
canción ni dejó de recordar a su intérprete.
Después pasó el tiempo.
Hoy, el acento de la sexta
edición del Encuentro de Voces Populares, que preside Argelia, lo pone Eugenia León y la promesa de esta cita
augura una jornada memorable en la que intervendrán la gama de sus voces y, más
allá de ello, la emoción de una coincidencia que se inició hace cuatro décadas.
Desde entonces se vieron varias
veces, las suficientes para conocer el curso de la carrera de cada quien. Ambas se convirtieron
en grandes artistas, reconocidas en sus países respectivos y en los escenarios
internacionales donde se presentaron.
Eugenia cultivó un amplio
repertorio que cubre lo nacional y lo latinoamericano y alcanza la expresión más
universal de nuestros pueblos. Su registro vocal le permite interpretar tangos
y rancheras, huapangos y sones, con la misma excelencia con que se apropia de su género más emotivo: el bolero, la canción
tradicional en la que ha impuesto su estilo y en cuyo territorio se encuentra
con Argelia.
A partir de aquel grupo que la acompañó a Cuba en
1978, el Víctor Jara, dedicado a la
música folclórica latinoamericana, Eugenia inició una carrera que la proyectó
como solista en 1982 con un repertorio esencialmente
integrado por boleros de autores mexicanos contemporáneos suyos y ritmos brasileños.
En 1983 apareció su disco Así te quiero, el primero de los más de 25 álbumes que hoy
exhibe, y dos años después ganó el prestigioso Festival OTI en
Sevilla, España, con el tema El fandango aquí, de
Marcial Alejandro, distinción que la lanzó a la fama internacional.
Ese primer lugar en el OTI
ocurrió el 18 de septiembre de 1985, un día antes del terremoto que asoló la
capital de México. El hecho trajo una nube de duelo a la satisfacción por el
premio recibido y da origen a una reflexión que coloca la trayectoria de Eugenia
León como parte de esa dualidad atribuida a México, que se expresa entre la
tragedia y la celebración. Existe la certeza de que ella, tal vez como ninguna
otra figura viva del espectáculo en su país, encarna la identidad de su pueblo.
Su expresión artística tiene que ver con esto. Mexicana hasta los tuétanos no
es ajena a los padecimientos de los suyos y, por ello su voz se eleva en los
escenarios del mundo con el mismo fervor conque la ofrece al Himno Nacional en
la tribuna popular más alta de la nación: el zócalo capitalino, su Plaza de la
Constitución. Los espectadores vibran cuando la escuchan y en el momento en que
lo hacen sienten que Eugenia León es la voz de México.
La voz que llega a Cuba como un
privilegio, para confirmar los vínculos que nos unen de una geografía a otra en
el repertorio común y refrendar un lazo de amistad que nació hace décadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario