jueves, 11 de mayo de 2017

Eugenia León: el lazo de una voz

Eugenia León cantará en La Habana este próximo 27 de mayo en el V Encuentro de Voces Populares, que preside Argelia Fragoso. Una  velada emotiva, trascendente para quienes no la ven hace tiempo en los escenarios cubanos. A propósito de ello, escribí el texto que sigue.  



Eugenia León llegó por primera vez a Cuba en 1978 para asistir al Festival de la Juventud y los Estudiantes, cuya oncena edición se celebró en la isla en julio de  aquel año. Durante diez días La Habana fue una  canción y la portadora de esa canción fue Argelia Fragoso. La joven mexicana estaba allí cuando la cubana salió a escena vestida de blanco; vivió el silencio de la multitud que la escuchaba, la ovación posterior y el minuto en que aquella melodía se convirtió en el emblema sonoro del Festival. Nunca olvidó esa canción ni dejó de recordar a su intérprete. 
Después pasó el tiempo.
Hoy, el acento de la sexta edición del Encuentro de Voces Populares, que preside Argelia,  lo pone Eugenia León y la promesa de esta cita augura una jornada memorable en la que intervendrán la gama de sus voces y, más allá de ello, la emoción de una coincidencia que se inició hace cuatro décadas.
Desde entonces se vieron varias veces, las suficientes para conocer el curso de la  carrera de cada quien. Ambas se convirtieron en grandes artistas, reconocidas en sus países respectivos y en los escenarios internacionales donde se presentaron.
Eugenia cultivó un amplio repertorio que cubre lo nacional y lo latinoamericano y alcanza la expresión más universal de nuestros pueblos. Su registro vocal le permite interpretar tangos y rancheras, huapangos y sones, con la misma excelencia con que se apropia de  su género más emotivo: el bolero, la canción tradicional en la que ha impuesto su estilo y en cuyo territorio se encuentra con Argelia.
A partir de aquel grupo que la acompañó a Cuba en 1978, el Víctor Jara, dedicado a la música folclórica latinoamericana, Eugenia inició una carrera que la proyectó como solista en 1982 con un repertorio esencialmente integrado por boleros de autores mexicanos contemporáneos suyos y ritmos brasileños.

En 1983 apareció su disco Así te quiero, el primero de los más de 25 álbumes que hoy exhibe, y dos años después ganó el prestigioso Festival OTI en Sevilla, España, con el tema El fandango aquí, de Marcial Alejandro, distinción que la lanzó a la fama internacional.

Ese primer lugar en el OTI ocurrió el 18 de septiembre de 1985, un día antes del terremoto que asoló la capital de México. El hecho trajo una nube de duelo a la satisfacción por el premio recibido y da origen a una reflexión que coloca la trayectoria de Eugenia León como parte de esa dualidad atribuida a México, que se expresa entre la tragedia y la celebración. Existe la certeza de que ella, tal vez como ninguna otra figura viva del espectáculo en su país, encarna la identidad de su pueblo. Su expresión artística tiene que ver con esto. Mexicana hasta los tuétanos no es ajena a los padecimientos de los suyos y, por ello su voz se eleva en los escenarios del mundo con el mismo fervor conque la ofrece al Himno Nacional en la tribuna popular más alta de la nación: el zócalo capitalino, su Plaza de la Constitución. Los espectadores vibran cuando la escuchan y en el momento en que lo hacen sienten que Eugenia León es la voz de México.  


La voz que llega a Cuba como un privilegio, para confirmar los vínculos que nos unen de una geografía a otra en el repertorio común y refrendar un lazo de amistad que nació hace décadas. 

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