Cada vez escribo menos en el blog, pero cuando lo hago se mantiene la vocación de siempre por este espacio como depositario de lo que pienso y siento sobre algunos de los temas que me inquietan. Sin embargo, no lo uso como promoción de mi poesía, pues no fue para eso que lo abrí. Hoy inserto aquí mi más reciente poema, escrito tras una visita de fin de semana a New York, en marzo pasado. Un viaje de aniversario que más que eso fue el reencuentro con las amistades entrañables de allá. Al regreso inicié la gestión para la extensión de mi visa por diez años, que se venció el 9 de abril y, para mi sorpresa, el trámite no se viabilizó de inmediato. Estoy al inicio de un camino que presiento pedregoso, al final del cual no sé si tendré la oportunidad de visitar de nuevo las ciudades que me gustan, New York y San Francisco, y ver de nuevo allí a las amigas(os), entrar a los museos, caminar por sus calles, detenerme en los puentes y sentarme en los sitios que me traen recuerdos.
Por eso decidí insertar este poema hoy aquí. Cuando lo escribí no imaginaba la posibilidad de que podría convertirse en un texto de despedida de esas ciudades. Desde luego que hay otros lugares, también amados, adonde iré, pero el alma de los sitios la guardan los afectos que en ellos tenemos. Hay una dedicatoria personal en este poema, a la que añado hoy la ciudad, sus recintos, la gente que la habita.
DÍAS EXTRAÑOS
A Manny, a Margarita, a Juana, a Jacquie. Siempre a Connie y Stacy.
Son los días extraños.
Hay un poeta triste en esta
urbe
(siempre lo hay como en la red de peces)
hay un viento que cruza la
ciudad
el rostro helado frente a
dos mujeres
hay un segundo en medio del
asombro
I don´t believe
se dice y no lo creen.
Un instante pasó mientras
vivíamos.
El tiempo es un relámpago y
ocurre
de ciudad en ciudad
como estas rachas que
cortan las esquinas.
Los encuentros son parte de
su luz:
el amor frente a todo
las amigas
el poeta deambula en la
ciudad
su lugar está aquí frente al
embate
palabras desajustes hermandades
frío y calor
la tarde que aparece
sin saber que es la vida en
varios tonos.
El dedal de mi madre me
sorprende
cual una aparición.
Todo sucede aquí como señal.
Son los días extraños de New
York.
CDMX, 6 de marzo 2018
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